Nos acompañaron presencialmente: Rosa Espinosa, provincial de España-Italia; las hermanas de la comunidad de Almería; dos hermanas de la comunidad de Málaga; una hermana de la comunidad de Berrospe de Madrid; una representación de las hermanas de la comunidad enfermería de Granada; la sobrina de María del Blanca del Barrio, Hija de Jesús destinada en República Dominicana, con su marido, y un religioso escolapio destinado en Cuba. Además, sentimos la presencia del cuerpo universal en todas las felicitaciones que nos llegaron de las distintas comunidades. Desde aquí, agradecemos vuestro acompañamiento y cercanía.
La apertura tuvo dos momentos enriquecedores, profundos, en los que experimentamos la fraternidad, la acogida, la pertenencia a un cuerpo que se ensancha:
El primer momento fue la celebración de la palabra. Comenzamos haciendo memoria, a través de las cartas de nuestra Superiora general, de cómo se llega a la decisión de ubicar el juniorado internacional en Granada y, de cuál es el objetivo del juniorado, según nuestros documentos. A partir de ahí, fuimos compartiendo nuestro deseo para este proyecto:
“que naciera desde nuestras raíces carismáticas, que tuviera un horizonte abierto, que estuviera a la escucha de Dios, de la realidad, que tocáramos la vida, a los más necesitados además de formarnos teológicamente, que Dios, Jesús, fueran el centro de nuestra vida, que María nos pusiera con su hijo e iluminara nuestro camino …”
Una vez que nos escuchamos en nuestros deseos nos abrimos a la Palabra de Dios: la casa que se construye sobre roca (Mt 7, 21. 24-27) y nos dejamos interpelar por ella. Cada una fuimos expresando nuestro compromiso personal como expresión de nuestra colaboración para dar consistencia y solidez al juniorado. Fue un momento espontáneo, profundo en el que palpamos la alegría, los deseos de crecer como Hijas de Jesús y de ayudarnos mutuamente. Compromisos sencillos, pero reales, al alcance de nuestras posibilidades y, por ello, sabían a autenticidad y caldeaban nuestro corazón:
“me comprometo a orar por vosotras todos los días, a ser positiva en mis palabras, a abrirme a la novedad del carisma que traen las jóvenes, a dar alas al carisma en vosotras, a dejarme enseñar por vosotras y a ofrecer mi experiencia y trayectoria como hija de Jesús…”
Terminamos poniéndonos en manos de María. Escogimos este día por ser el de los primeros votos perpetuos en la Congregación, por ser un día mariano: la Virgen de la Merced, y en Granada, el día en que la patrona de la ciudad, la Virgen de las Angustias, sale a las calles y es venerada y aclamada popularmente. A ella, nuestra madre, le pedimos que nos proteja y nos ponga con su hijo.
Y el segundo momento fue un compartir fraterno en torno a la mesa. Un espacio y un tiempo entrañable, de conversación en familia, sin prisas, saboreando la comida, el diálogo y el encuentro.
Agradecemos lo vivido, el sentirnos parte de un Cuerpo universal al que hemos experimentado vivo y que nos impulsa a crecer en nuestra vocación desde la raíz y comprometidas con las necesidades de nuestro tiempo en nuestra cotidianidad aquí en Granada.
Comunidad del Juniorado Internacional de Granada. Formación inicial
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