"Id y anunciad la bondad de Dios que a todos hace hermanos."

Este día comparto mi gratitud por la vida recibida y la alegría del encuentro internacional de la Familia Madre Cándida, en el que estuvimos de 15 países distintos unidos por un mismo carisma. 

La reflexión de Graciela Francovig, Fi, superiora general de la Congregación, me dejó muy entusiasmada, con el corazón lleno de resonancias y mociones. ¡Qué bonito eso de ser colaboradores no sólo de este cuerpo en misión, sino de la misma misión y Reino de Jesús!

Este carisma, que traspasa estos 150 años de camino, sigue siendo impulso y transmitiendo el sueño de la Madre Cándida, de "ir al fin del mundo en busca de almas", y tantas mujeres y hombres somos parte de este deseo que trasciende horizontes. 

Una riqueza cultural. En mi grupo de vida pudimos compartir de varias partes de España, República Dominicana, Argentina, Brasil y Colombia. Corazones unidos y movidos por el don recibido. La pregunta con la que cerramos nos dejó un deseo, continuar encuentros como éste en el que podamos compartir las insinuaciones del Espíritu en cada cultura y contexto, para hacer una reflexión más rica y llena de vida. 

En mi corazón un eco grande: ¡GRACIAS! por tanta gente querida y que movida por el servicio sigue haciendo vida este carisma y esta opción en la Iglesia que Madre Cándida nos regaló, y que la Congregación sigue manteniendo viva hoy.  

Mi abrazo fraterno,  Madelyn Núñez.