martes, 8 de diciembre de 2020

ENCUENTRO DE EDUCADORES DE LAS HIJAS DE JESUS (EDUFI)

Soy Ana Teresa Valerio con una trayectoria grande vivida al lado de las Hijas de Jesús y contagiada por el Carisma de la Madre Cándida. Ingresé como estudiante en 1978 en el Instituto Politécnico    nuestra Señora de las Mercedes, primera obra educativa de las Hijas de Jesús en nuestro país, República Dominicana; y fui maestra desde el año 1989 hasta ocupar el cargo de directora de básica el año 2004 hasta el 2008.

El domingo 6 de diciembre con gran alegría que se extendió durante toda la actividad, nos encontramos los educadores de las Hijas de Jesús, como lo venimos haciendo desde hace años, para celebrar la vida de la Congregación el domingo anterior al 8 de diciembre, día de la Fundación de la Congregación. Este año por la razón de la pandemia nos encontramos vía ZOOM, algo muy innovador y menos costoso, pero de más control por los momentos que vivimos, de 9:00 a 11:00 de la mañana. Antes de eso nos enviaron los enlaces y la motivación a participar.

Me emocioné mucho cuando dijeron que expresaran su experiencia, su aprendizaje, viviendo el carisma recibido; pues todos los participantes queríamos contar nuestras vivencias, experiencias, nuestro crecimiento en todos los sentidos. Las gracias a Dios y las Hijas de Jesús, resonó por fuerza y regocijo. El equipo organizador hizo un gran trabajo y aunque fue una actividad virtual, fue tan emotiva que parecía que nos abrazábamos con gran alegría.

En mi caso particular me afectó mucho la muerte de la madre Elena, ella fue la hermana que me apoyó en mi crecimiento personal y familiar como decía la madre Cándida ella estaba haciendo el bien todo el tiempo y a mí me hizo mucho.

Las voces de los profesores participantes hacían resonar las frases de la madre Cándida que les identificaban y habían impactado su vida: ¨Al fin del mundo iría yo en busca de almas, ¨El mundo es pequeño para mis deseos¨, Donde no hay sitio para los pobres no hay sitio para mí¨, ¨Me gusta que estén alegres en el Señor¨.

En uno de los momentos, los docentes de los distintos centros, fueron expresando sus experiencias comenzando por los que pertenecían a los centros educativos con menos tiempo de fundación hasta llegar al más antiguo, como son: Escuela de Valle de Elías Piña, Escuela Virgen del Carmen de la Ciénaga de Santo Domingo, Politécnico de la Inmaculada de Cotuí, Escuela San Martín de Porres de la Yegüita, Santiago, Escuela San Martín de Porres de Guachapita, Politécnico Virgen de la Altagracia de Los Minas, Santo Domingo, y el Politécnico Nuestra Señora de las Mercedes de Santiago.

Los comentarios de los docentes noveles hacían referencia a lo impactante que ha sido la presencia de las Hijas de Jesús en los distintos espacios educativos y que el impacto en sus vidas a nivel integral, se había dado desde el mismo momento en que entraron a trabajar porque en cada centro se respiraba el espíritu del carisma y presencia de la Madre Cándida.

Comentaron, además, que desde su primer contacto se animó en ellos su deseo de conocer a la “Monja “Madre Cándida, que veían su imagen en todas las partes y pasillos.

Otras participaciones fueron entorno a resaltar la relación con las hermanas y fue un agradecimiento constante desde las fallecidas (Sebastiana, Madre Elena, María Velasco, las mayores, María Blanca, Oliva Hernando, Miguelina, Altagracia, Juana Cubero, asi como a las más jóvenes.

Fue también grato escuchar las canciones que en algún momento fueron producciones de nuestras docentes como el caso de Emilia Álvarez, compañera de trabajo, que la compuso para la Beatificación.

Los moderadores de esta actividad, que por la pandemia fue Virtual, lo hicieron con mucha destreza y motivaron muy bien el conversatorio, las canciones muy bonitas, pero lo que más me gusto fue ver las caras de viejas conocidas y que nos dejaran hablar.

Agradezco inmensamente que me hayan invitado porque la emoción que sentí fue la misma que cuando participaba de los retiros espirituales, las convivencias, encuentros festivos. Al tiempo que fue como si me hubieran dado la oportunidad para abrazar a la madre Elena y decirle que siempre vivirá en mi corazón mientras tenga vida por el bien que me hizo a mí y a mi familia y eso es un legado de la Madre Cándida.

Espero que en esta celebración de los 150 años puedan hacer un viaje a Europa por todas las casas de la Madre Cándida (claro cubierto por los que deseen ir) porque es una experiencia que en mi caso particular me ayudó a descubrir la pasión y la vocación docente.

Un abrazo inmenso a todas las hermanas, Ana Teresa Valerio                                              

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