martes, 12 de febrero de 2019

Reseña de la hermana Josefa Esnaola y Elósegui



‘’Manifiesten la bondad de Dios’’ Ef. 4,3 


Esa es la mejor frase bíblica que refleja la larga presencia de la hermana Josefa Esnaola (cariñosamente Josefita) entre nosotras. 

El ser de un Dios que es bueno, se desgrana en la bondad que hace buena a su Hija, en los 87 años de vida. 

Se desgrana en el ambiente familiar

Hija de familia sumamente cristiana nace el 28 de junio de 1931 en Guipuzcoa, España. Crece junto a sus hermanos, siempre delicada en el trato, persona de paz 

En los atardeceres, al contemplar el verdor y altura de las montañas vascas, la frase de Juana Josefa brota en ella ‘’ Yo, sólo para Dios’’. Era la respuesta a la experiencia de la bondad de Dios en su vida. 

Se desgrana en el ambiente de joven consagrada 

María, la dulce Madre, la de Nazaret, la de Aránzazu, del Amor hermoso y de la Inmaculada la acompañan en las fechas decisivas de entrada al Noviciado de Tolosa ( 31 de mayo), primera y perpetua consagración ( 8 diciembre). 

Después de su Formación inicial comienza su recorrido, siempre ilusionada por el Reino, en los colegios de San José de Tolosa, Fray Luis de Valladolid y Miraconcha de San Sebastian. Sirviendo y amando en la Administración y en la Formación Religiosa. 

Es la joven hermana de trato amable, atenta a detalles solidarios y que trasmite paz. 

Desgrana esta bondad en nuestro País cuando en 1983 es enviada a esta tierra caribeña y acogedora

Como dijo la M. Cándida ‘’El mundo es pequeño para mis deseos’’ ella viaja de las montañas y llanuras españolas al ancho mar. 

¡Qué bien sintoniza su ser tranquilo , transparente, que sabe admirar, agradecer y amar lo que es bueno con esta gente que se hace cercana, acogedora, alegre, solidaria y recibe a la que le trae el modo de Jesús con respeto y paz!

Comienza su servicio, aquí precisamente, en el Politécnico Nuestra Sra. De Las Mercedes. Se la ve y siente recorriendo estos espacios alegre, responsable e infatigable por la belleza de este hermoso lugar. ¡Cómo gozaba con la armonía entre las personas, la administración justa y el orden y limpieza del Poli!. 

En 1995 es enviada a Los Minas, Al Politécnico Virgen de la Altagracia de Santo Domingo. ¡Qué regalo para ese Politécnico!. Pronto se da a conocer en ella el Dios bondadoso que siempre habla bien de los demás y construye la paz en una convivencia diversa. Durante 14 años va desgranando su ser de Hija y hermana. 

En 2009 vuelve al Cibao, esta vez ofrece su servicio en la escuela San Martín de Porres de La Yaguita. Es la misma de siempre, se ha hecho connatural en ella lo que Dios ha ido haciendo poco a poco. 

Su mirada transparente expresa su profundidad espiritual que reconoce la dignidad de cualquiera que se le acerca, no importa quien sea, la dignidad de hijo. Esto hace que su trato sea respetuoso y dulce, sacando siempre la parte positiva de todo. 

Llega la edad de jubilarse y sigue en su trabajo laborioso en la escuela, evangelizando desde esa plataforma de la educación
formal.      

Hasta los últimos momentos de su vida se sintió miembro activo de la Congregación con la que vibraba en cualquier acontecimiento. 

Su fin fue tranquilo, como el de la M. Fundadora, aunque con la respiración fuerte de quien desea seguir sirviendo más… hasta el último suspiro.

Nuestro corazón y nuestro rostro se nos llenan de alegría, en medio del dolor, porque son ellos los testigos de lo que aquí y en el mundo se necesita hoy. 
Gracias Josefita por ser una gran mujer, Hija de Jesús y espejo de la bondad de Dios nuestro Padre. Isabel Pomares, FI

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