Y no son las muertes esperables en una sociedad europea envejecida en
este inicio del siglo XXI. Son muertes prematuras relacionadas con sus
políticas de “austeridad”, por la pleitesía que ustedes rinden a los
mercados a los que se deben por sus deudas históricas con el capital y
los capitalistas y por ese neoliberalismo atomizador y uniformizante que
están contribuyendo a imponernos. Son muertes que ustedes deberían
intentar diferir porque tienen las herramientas para hacerlo. Es
cuestión de prioridades.
- La gente muere de frío (1, 2, 3) mientras ustedes nos distraen con revoluciones en la tarifa de la electricidad para que no cambie nada, que ustedes legislan siempre a favor de los suyos.
- Muere de hambre
por no poder acceder a una dieta adecuada y suficiente. Cuesta creerlo
porque asociamos el hambre a las imágenes de las hambrunas africanas.
Pero a menudo la malnutrición no se ve porque vive recluida en la casa
de ancianos que no pueden acceder a una dieta equilibrada con su pensión
y su aislamiento; o se esconde en la obesidad de niños y niñas
que ven su desarrollo físico e intelectual condicionado porque su dieta
ha sido colonizada por baratos hidratos de carbono en detrimento de inasequibles verduras y proteínas; o se oculta en mareos en clase o falta de energía en el patio de niños y niñas que “sólo” son delgaditos.
Por Nani Vall-Ilossera
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