Toda la expectativa estaba puesta en ese
viernes, pero lo que no imaginábamos era que nuestra vida tendría un giro de
180 grados, que algo se removería dentro de nosotras a tal punto de no volver a
ser las mismas.
"Herida como oportunidad de conversión, transformación, cambio", ese era el tema a tratar; por qué pensaríamos que dos jóvenes con tan poco experiencia serían capaces de vivirlo con tanta profundidad, y es ahí que nos damos cuenta que hay heridas ocultas sin cicatrizar y que este proceso estaría muy lejos de terminar. Que existen diferentes tipos, unas que no cicatrizan, otras que demoran en hacerlo, algunas incluso dejan huellas muy grandes y otras simplemente sirven como instrumento de conversión, tal y como lo hizo San Ignacio de Loyola cuando decidió utilizar su herida física para renacer.Fueron días de constante aprendizajes, de compartir, de reír, de cantar, orar, de encuentro con una misma, de comer, de acercarnos más al otro con una mirada diferente, de perdonar, de aceptar errores, en fin, de crecer; y sobre todo, de poder palpar eso que somos. Y cómo no agradecer a todas las personas que de una forma u otra contribuyeron con esta experiencia y saber que “al final de la vida llegaremos con la herida convertida en cicatriz”. Y finalmente, gracias a Dios, por poner los instrumentos correctos en las manos correctas.
Experiencias vivida de Diana Claudia, y Leyla Bayamo









.jpeg)



.jpeg)



No hay comentarios:
Publicar un comentario