jueves, 7 de marzo de 2019

Experiencia del MAGIS y JMJ


Siento que participar de estas dos grandes experiencias han sido una gracia abundante de Dios, el hecho de ser seleccionada entre tantas personas que forman parte de la familia Madre Cándida(desde ese pequeño gesto) me sentí especial. Previo a la experiencia, dígase la recaudación de fondos, y la diversas actividades de preparación fueron también un don de Dios por el apoyo recibido y por el interés de enviarnos más fortalecidos en la vida de fe.


Les comparto que a mí me correspondía hacer el MAGIS en Honduras, sin embargo por unas situaciones que surgieron me tocó a mí, junto a otros seis dominicanos hacer la experiencia en El Salvador, y ver todo lo que nos ocurrió y todo lo que viví y sentí en éste país me demuestra que nada de esto ocurrió por coincidencia, sino por “Dioscidencia” de nuestro Padre Dios.


Siento que los planes de que fuéramos para El Salvador ya estaban escritos, pues el hecho de compartir con personas de tantos países, cultura, color, sabor, juventud, pero una misma espiritualidad, llena el corazón de energía, una energía que sobrepasa la alegría común, una energía la cual se le puede llamar FELICIDAD, ésto último es lo que sientes cuando ves a Dios en todo y en todos...

Dentro de la Jornada Mundial de la de la Juventud las palabras del Papa, más ver tantos jóvenes, observar a tu alrededor la Iglesia Católica unida, darte cuenta que lo que te han dicho de universal no es un cuento, sino que es puramente real y que Cristo no está muerto,sino que vive entre nosotros, para mi, esa es nuestra fe cristiana. 


Deseo resaltar dos aspectos significativos para mi, el primero fueron las catequesis, pues las sentí atinadas a la realidad que vivimos hoy en día y la segunda el viacrucis, porque se supo resaltar y orar por las realidades de maltrato, corrupción, injusticias y otras que no están a favor de la vida que vivimos los países latinoamericanos, y ver cómo oraban todos por República Dominicana y la situación que se vive de maltrato a la mujer da esperanza de que todo puede terminar. 

Me siento Inmensamente agradecida de Dios, por guiarme a vivir esta experiencia, por permitirme conocer a gente tan buena, llena de fe y atenta, y por darme un corazón para recibir todo lo aprendido y dispuesto para compartirlo. 
Nilsia Sención, maestra

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