sábado, 13 de mayo de 2017

EL VALLE, un pedacito de CIELO!

Soraya Rodríguez, maestra del área de Formación Humana y Religiosa, del Centro Educativo Politécnico Virgen de la Altagracia, nos cuenta su experiencia como misionera 
en el Valle.

En febrero estuve en Elías Piña con las Hijas de Jesús, de misión. Aunque misión es la vida toda, yo soy misión y visto así mi vida es misión. Pero esos momentos cumbres de misión, es a lo que me refiero ahora. Ese momento cumbre, también fue en una cumbre, en una montaña preciosa y virgen, llamada El Valle.


Iniciamos el viaje desde una de las casas de las Hijas de Jesús en Santo Domingo, donde estaban reunidas un grupito de ellas, y qué bueno, porque las viajeras y misioneras pudimos contar con su bendición. 

Dormimos esa primera noche en El Llano y al otro día subiríamos al monte santo donde vive Dios. Estrenamos carretera recién construida por lo que el viaje se hizo corto y suave. Precioso paisaje, hermosa naturaleza virgen todavía, es bueno conocer lugares así en nuestra tierra dominicana.

Mentalmente iba preparada para hacer lo que fuese necesario, traté de llevar el ritmo a estas trabajadoras incansables Hijas de Jesús, y el Señor aumentó mis fuerzas para hacer frente a este ritmo de vida y de trabajo de las hermanas. Son admirables, definitivamente.

Las mañanas en esta época del año, inician con una temperatura excelente. Un rico y acelerado café, para de una vez partir hacia la escuelita de "aulas de papel".

Allí hay de todo para poder llevar los procesos de enseñanza-aprendizaje: buena voluntad, disposición, capacidad, preparación, amor, alegría. Lo único que falta es condición física, digna condición física, que las aulas tengan paredes, no papel, que haya donde sentarse en el recreo, que las áreas de juego sean más
que unas gomas viejas, y un largo etc.
Se perciben carencias afectivas, y estragos de una educación inconstante del pasado, y ahí entramos nosotros, los de afuera, que venimos un día para aportar nuestro granito de arena. Podemos hacer tanto en ese lugar casi olvidado de nuestra geografía. No podemos ver a los que allí viven como extranjeros, porque extranjeros somos todos en este planeta tierra. Son personas, que necesitan, de todo, de nosotros, de nuestra solidaridad, de nuestra empatía, de nuestro amor. 

Personas hermosas, cálidas, sencillas, necesitadas, abandonadas por los políticos, pero no por Dios, porque recuerda que en este "pedacito de cielo, paraíso terrenal, vive Dios". Allí El tiene la piel negra, los ojos vivarachos y tiernos, corretea incansable, ríe, llora, y sueña con un futuro mejor que su presente. 



Hoy el Señor está tocando tu corazón, recibe su invitación, esta que yo te extiendo, date la vuelta por ese pedacito de cielo, te aseguro saldrás de ahí con una sensación parecida a la de los discípulos de Emaús, que aparte de que Lo reconocieron al partir el pan, se decían: ¿no estaba ardiendo nuestro corazón dentro de nosotros cuando nos hablaba en el camino y nos explicaba las escrituras? Quieres que arda tu corazón? Que Jesús te explique las Escrituras? Ve al Valle. Jesús te espera.

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