viernes, 10 de mayo de 2013

SOLEDAD COMPARTIDA

Somos amigos de la transparencia. Pero necesitamos escenarios adecuados. No el escenario del tribunal, de la competitividad o negociación, ni del testigo curioso y chismoso. El ser humano sólo se vuelve transparente en el escenario de la amistad, de la hospitalidad ante la diferencia, de la cordialidad que nunca juzga ni condena. En la transparencia el ser humano muestra toda su belleza interior, transmite su luz, aparece como ser creado a “imagen y semejanza de Dios”; también proyecta su zona de sombra y tristeza que lo vuelve enigmático y necesitado. La belleza de un ser humano transparente es siempre paradójica, mudable, zigzagueante. La transparencia nos hace asistir a un espectáculo que no se puede reproducir en una única fotografía, en una sola ficha; es más bien una secuencia de video, un obra teatral que se está realizando y no se culmina hasta la escena final.
Por José Cristo Rey García Paredes

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