El modelo económico imperante en la República Dominicana reproduce una clase empresarial rentista que acumula ganancias sobre la base de vínculos y negocios con el gobierno.
El fenómeno va en detrimento de una “sana competencia” que estimule la productividad y la competitividad empresarial y de que el Estado pueda superar las retrancas que impiden el desarrollo integral de sectores económicos estratégicos para la economía.
Un ejemplo muy claro de este proceso lo constituye el débil sistema energético, que se ha convertido en uno de los principales obstáculos para elevar la competitividad y la productividad de las industrias.
Estas afirmaciones las hizo Max Puig al participar con una ponencia en la tercera conferencia internacional para el equilibrio del mundo, celebrada el pasado 30 de enero en La Habana, Cuba con motivo del 160 aniversario del natalicio de José Martí.
El fenómeno va en detrimento de una “sana competencia” que estimule la productividad y la competitividad empresarial y de que el Estado pueda superar las retrancas que impiden el desarrollo integral de sectores económicos estratégicos para la economía.
Un ejemplo muy claro de este proceso lo constituye el débil sistema energético, que se ha convertido en uno de los principales obstáculos para elevar la competitividad y la productividad de las industrias.
Estas afirmaciones las hizo Max Puig al participar con una ponencia en la tercera conferencia internacional para el equilibrio del mundo, celebrada el pasado 30 de enero en La Habana, Cuba con motivo del 160 aniversario del natalicio de José Martí.
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