miércoles, 28 de febrero de 2024

EJERCICIOS ESPIRITUALES DE CUARESMA PARA LOS EQUIPOS DE GESTIÓN

El pasado fin de semana (23, 24 y 25 de febrero) los Equipos de Gestión de las diferentes escuelas de la Congregación de las Hijas de Jesús en República Dominicana participaron de los Ejercicios Espirituales del tiempo de Cuaresma. Estos fueron guiados por la hermana Kenia Cedeño, quien hizo la invitación a todos los participantes de "No ser sordos a la llamada de Dios” (ejercicio 91) y a “conocer a Jesús muy desde dentro, para más amarlo, mejor seguirlo” (ejercicios 104).

Todas las pautas o propuestas de oración fueron orientadas desde la segunda semana de ejercicios de San Ignacio de Loyola. Estas llevaron a los ejercitantes a contemplar la llamada del Reino, la vida pública de Jesús y la respuesta a la invitación que él hace. 

Muchas fueron las gracias recibidas o los frutos recogidos en las experiencias vividas en los ejercicios espirituales, como: la confirmación de que Jesús sigue llamando, eligiendo a cada persona de manera especial, que ha estado presente en cada historia, perdona, mira con amor misericordioso y llena de alegría el corazón de quien decide seguirle. 

Al final todos se sintieron agradecidos de la experiencia vivida y la oportunidad que da la Congregación desde el Equipo de Animación del Carisma de propiciar  espacios para los ejercicios espirituales. 









lunes, 2 de octubre de 2023

APERTURA JUNIONADO INTERNACIONAL EN GRANADA

 


La tarde del 24 de septiembre, en Granada, nos reunimos para celebrar la apertura oficial del juniorado internacional. La comunidad actualmente la formamos: Dianny Adon, juniora de República Dominicana, Mayerly Ruiz, juniora de Colombia, Lola Giménez, miembro de la comunidad formadora y Raquel Amigot, maestra de junioras.

Nos acompañaron presencialmente: Rosa Espinosa, provincial de España-Italia; las hermanas de la comunidad de Almería; dos hermanas de la comunidad de Málaga; una hermana de la comunidad de Berrospe de Madrid; una representación de las hermanas de la comunidad enfermería de Granada; la sobrina de María del Blanca del Barrio, Hija de Jesús destinada en República Dominicana, con su marido, y un religioso escolapio destinado en Cuba. Además, sentimos la presencia del cuerpo universal en todas las felicitaciones que nos llegaron de las distintas comunidades. Desde aquí, agradecemos vuestro acompañamiento y cercanía.

La apertura tuvo dos momentos enriquecedores, profundos, en los que experimentamos la fraternidad, la acogida, la pertenencia a un cuerpo que se ensancha:

El primer momento fue la celebración de la palabra. Comenzamos haciendo memoria, a través de las cartas de nuestra Superiora general, de cómo se llega a la decisión de ubicar el juniorado internacional en Granada y, de cuál es el objetivo del juniorado, según nuestros documentos. A partir de ahí, fuimos compartiendo nuestro deseo para este proyecto:

“que naciera desde nuestras raíces carismáticas, que tuviera un horizonte abierto, que estuviera a la escucha de Dios, de la realidad, que tocáramos la vida, a los más necesitados además de formarnos teológicamente, que Dios, Jesús, fueran el centro de nuestra vida, que María nos pusiera con su hijo e iluminara nuestro camino …”

Una vez que nos escuchamos en nuestros deseos nos abrimos a la Palabra de Dios: la casa que se construye sobre roca (Mt 7, 21. 24-27) y nos dejamos interpelar por ella. Cada una fuimos expresando nuestro compromiso personal como expresión de nuestra colaboración para dar consistencia y solidez al juniorado. Fue un momento espontáneo, profundo en el que palpamos la alegría, los deseos de crecer como Hijas de Jesús y de ayudarnos mutuamente. Compromisos sencillos, pero reales, al alcance de nuestras posibilidades y, por ello, sabían a autenticidad y caldeaban nuestro corazón:

“me comprometo a orar por vosotras todos los días, a ser positiva en mis palabras, a abrirme a la novedad del carisma que traen las jóvenes, a dar alas al carisma en vosotras, a dejarme enseñar por vosotras y a ofrecer mi experiencia y trayectoria como hija de Jesús…”

Terminamos poniéndonos en manos de María. Escogimos este día por ser el de los primeros votos perpetuos en la Congregación, por ser un día mariano: la Virgen de la Merced, y en Granada, el día en que la patrona de la ciudad, la Virgen de las Angustias, sale a las calles y es venerada y aclamada popularmente. A ella, nuestra madre, le pedimos que nos proteja y nos ponga con su hijo.

Y el segundo momento fue un compartir fraterno en torno a la mesa. Un espacio y un tiempo entrañable, de conversación en familia, sin prisas, saboreando la comida, el diálogo y el encuentro.

Agradecemos lo vivido, el sentirnos parte de un Cuerpo universal al que hemos experimentado vivo y que nos impulsa a crecer en nuestra vocación desde la raíz y comprometidas con las necesidades de nuestro tiempo en nuestra cotidianidad aquí en Granada.

Comunidad del Juniorado Internacional de Granada. Formación inicial

sábado, 8 de julio de 2023

Encuentro de laicos y laicas con la Superiora General de las Hijas de Jesús, Graciela Francovig

 

Un encuentro con nostalgia, alegrías y satisfacciones

El lunes 03 de julio recibimos una invitación  del Politécnico  para conversar con la Superiora de la Congregación Graciela Francovig y su consejera Teresa Pinto.

Para mí fue una sorpresa porque ya tengo varios años que soy exdirectora y por varios motivos no había vuelto a reuniones como esta. Al presentarme recordé mis inicios en 1978 como alumna y un recuerdo inolvidable del primer abrazo que le di a la madre Elena Grullón, porque al verla vestida con el hábito me imaginé como a la Madre Cándida.

Comenzamos presentándonos y fue como un flechazo pues cada una (Doris, Marina, la mamá de Marina, una de las enfermeras, María Antonia, Neysa, María Eugenia, Asunción, Ana T, Robert,…)  fue añadiendo experiencias y datos hasta curiosos, de cómo llegamos a formar parte de la familia Madre Cándida. Unas como alumnas desde preescolar (Nilsia), otras desde la primaria (Denia), o solo desde las historias que se contaban en la familia y otras desde sus inicios como docentes.

La pregunta que se nos lanzó fue ¿Qué diferencia hay entre un laico comprometido  miembro de la familia Madre Cándida y un maestro que enseña bajo el carisma de la Madre Cándida? Las respuestas fueron muy variadas:

El laico comprometido miembro de la familia Madre Cándida:

Más que una profesión recibe  una llamada a seguir, la misión de educar en la fe. No importa que no recemos mucho, aquí aprendemos a orar unos  con los otros. No es el trabajo, sino que forma una familia bajo el mismo principio de Jesús como centro.

La formación permanente que recibes te ayuda como persona y como profesional a replicarla en todos los espacios en que ejerces alguna función o tarea educativa.

El apego que nos une con los compañeros, nos hace sentir esos sentimientos de fraternidad y solidaridad, de acompañarnos en momentos difíciles.

Los maestros que enseñan bajo el carisma de la Madre Cándida no siempre asumen ese sentido de misión ni de pertenencia. Son muy cumplidores, pero solo en el horario correspondiente a sus tareas porque algunas veces no hay coherencia entre lo que dicen y lo que hacen. Muchas veces hay que recordarles su principal atención a los más necesitados.

La Superiora agradeció el que acudiéramos a esa invitación con tan poco tiempo de habernos convocado y resalta que: ´´Tenemos que ir juntos laicos y congregación. Hacen falta la presencia de las hermanas en las escuelas, cada uno cumpliendo con su tarea desde la misión que le corresponde´´

Y continuó diciendo: “Sano reclamo de la presencia de las Hijas de Jesús en la escuela, cada  con su misión y tarea porque la escuela es la plataforma de evangelización, transformadora de la familia y la sociedad”.

Como decía la hermana María Velasco ´´lo mejor es encontrarnos´´

La Madre Graciela nos dejó la pregunta de…¿Cómo mantener nuestro modo propio de educar formando a los laicos para que vivan con fuerza el Carisma, y que además tengan suficiente fuerza y voz para ser escuchados?

Ana Teresa Valerio, y bautizada como Ana Te por María Blanca.

martes, 16 de mayo de 2023

TERESA DE JESUS, UN ANGEL ENTRE NOSOTROS!


Trabajar en y para la iglesia fue tu mayor deleite, transmitiendo con tu vida , tus canciones y tus reflexiones sagradas el amor de Dios. 

Entregarte apasionadamente en el servicio de las obras de Dios y de los más necesitados aumentaban tu energía ésa que te favoreció con la eterna juventud.

Regocijarse en y con las vidas de los santos ( San Francisco de Asís, santa Clara, la Santísima virgen, los evangelios y todo lo que te hablara de Dios eran los motivos que te hicieron embajadora del proyecto del Reino que JESUS predicó. 

Entrar en el mes de Mayo fue para ti y los habitantes de la comunidad, la gran fiesta de las flores, para honrar a la madre de Dios y nuestra, ofrendando las flores (las virtudes que Dios puso en nuestra vida para servirle con santidad).

Salir a pedir ayuda, siempre te dio gran alegría porque estaba segura de que eso era lo que Dios quería, pues en eso otro era al mismo Jesús a quien servía y por eso te movía.

Amar a la madre naturaleza y a todos los seres que a ti venían ensanchan todo tu ser, pues en ellos a Jesús veía. 

De Jesús  y de nadie más tú podía ser, pues con tu vida toda  lo diste a conocer, es por ello que tus hijos biológicos y todos aquellos que creaste en el amor a Dios, razón tienen al expresar que UN ANGEL TIENE QUE SER. 

Gracias mil a todos las personas que forman parte de la vida de nuestra mamá, pues con ellos nuestra forma de AMAR se fortalece y se expande, porque su saludo: PAZ Y BIEN, SANTA ALEGRÍA ES INFINITO. 

Gracias al Dios de la VIDA por regalarnos una muestra de su AMOR en la persona de su hija, ésa que siempre se sintió segura, feliz y EXTRAORDINARIAMENTE AMADA ENTRE SUS MANOS. Marcelina Garcia, FI

domingo, 23 de abril de 2023

LA RESPONSABILIDAD, EJE TRANSVERSAL DE MI ENVÍO A MISIÓN.

En esta ocasión tuve la oportunidad de ser parte del primer grupo de misioneros enviados a acompañar las comunidades de las Yayas de Azua en esta semana santa. En mi proceso de preparación y disposición interior previo a la misión, el único deseo que me acompañaba era el de llevar a Jesús. Me sentía lista para lo nuevo que representaba esta misión para todos. Pero lo que no me esperaba era que la novedad de Dios no se limitaba al lugar, sino que el modo en el que fui enviada a vivir esta experiencia seguía siendo parte de lo nuevo que Dios tenía para mí. Fui enviada junto a otros dos misioneros a la comunidad el corozo y admito que lo primero que sentí fue mucha resistencia y bloqueo para ir al lugar, y una fuerte tensión me embargó. 

Mientras nos iban distribuyendo a todos en las diferentes comunidades sentía que iba haciendo el camino en mi interior, hacia adentro, y experimentaba cómo la tensión iba disminuyendo y la confianza y el sentirme responsable de esto se me imponía, permitiendo así que fuera soltando y entregando todo el malestar al Señor. 

Deseaba, en medio de todo lo que sentía y me provoca esta experiencia nueva, que yo misma no fuera impedimento para que mi deseo de llevar a Jesús y encontrarme con él en aquella realidad se viera atrofiado.

Que el Señor fuera poco a poco regalándome la gracia que necesitara para vivir la experiencia desde mi deseo. 

Siento que lo que inicialmente iba moviéndome y ayudándome a salir de mí era el sentirme responsable de la misión y de que la experiencia entre mis compañeros y yo con relación a los demás, se fuera posibilitando y que cada encuentro, actividad, celebración... fuera propicio para que Jesús mismo se nos revelara y traspasara nuestras vidas con el testimonio sumergido en medio de aquella realidad. 

Al llegar al lugar la misión primera que hemos encontrado en aquella comunidad ha sido la de reavivar una llama, esa que se ha visto sofocada por las diferentes circunstancias que ha tenido la vida de fe de la gente de aquel lugar. En el primer contacto con la gente, mientras nos presentábamos y comunicábamos las primeras actividades, me daba cuenta de que esa era una comunidad hambrienta de fe y necesitada de evangelio. Y ahí estaba nuestra encomienda: aprovechar esos días del triduo pascual para propiciar entre la comunidad ese encuentro y contacto de fe con el Jesús que tal vez pudiera escondérsele en medio de su realidad.

El primer día lo viví en una dualidad que me embargaba. Por un lado la resistencia, el miedo, la imposibilidad que me creía; y por otro, como si fuera la mayor manifestación de Dios para mí, el deseo de no quedarme encerrada en el malestar y la incomodidad, sino vivir eso en actitud de ofrecimiento, consciente de que de mí no venía la voluntad sino que desde Dios se me iba regalando la gracia de la apertura y la responsabilidad junto a una llamada a la confianza. 

El fijarme en el abajamiento de Jesús en el jueves santo me hizo preguntarme: ¿de cuáles mantos era necesario despojarme para ser una servidora allí donde se me había enviado? Y la luz que se me regaló desde entonces fue clave para hacerme consciente de que necesitaba despojarme de mis seguridades, de mi confort y vaciarme de mí misma para que el deseo abriera paso por delante que me permitieran ser ayuda y evangelio. 

En el contacto con los niños yo sentía un peso muy grande al percatar en las preguntas que les hacía, que el conocimiento acerca de Jesús y sobre todo lo que aconteció en su vida durante esos días Santos, era casi nulo. Las cosas que me podían decir eran básicamente lo esencial y lo que seguro han escuchado de sus padres o tal vez en la escuela: que Jesús murió para salvarnos. Me sentí responsable de llevar a Jesús a estos niños, comunicándole lo esencial. 

En las diferentes actividades que teníamos con la gente, percibía que la comunidad está muy necesitada de impulso, para animarlos y para que se empoderen de lo que se nota muchos están hambrientos, y se pueda reavivar en ellos la fe que todavía vive en sus corazones. 

Agradezco de esta primera experiencia la disponibilidad que Dios me regaló para ser instrumento suyo en medio de lo que se me pedía en esa realidad tan particular. 

El Señor me fue regalando mucho en el transcurso de los días. Viví estos días con un sentido de responsabilidad muy marcado, que me ayudó a ofrecer lo mejor de mí para el bien de la misión. Quedo con el corazón rebosado de las tantas gracias recibidas en esta experiencia. Jennifer Castillo

¡LOS MISIONEROS SEMANA SANTA 2023 NOS CUENTAN SU EXPERIENCIA!

 Mi Triduo Pascual fue muy especial, pues me trasladé en Misión a Hato Nuevo  un Municipio de Azua para celebrar junto a ese pueblo. Desde el viaje bien temprano el miércoles Santo y la sinergia de otros misioneros, ese deseo de dar a otros y compartir la palabra, allí donde los sacerdotes no llegan.

En la comunidad una familia nos recibe y ahí vivimos hasta el domingo. Visitar casa por casa, avisar las actividades, catequesis con niños,  jóvenes  y las celebraciones  propias del Triduo. Lavar los pies, viacrucis a las 6 a.m,  y la celebración  de la vigilia pascual con la fogata, todo ha sido presencia de Dios.

La gente nos recibía nos compartían lo que tenían, se alegraban al vernos.  Fueron días de mucho esfuerzo pero de mucho gozo interior. Nos despedimos de nuevos amigos y hermanos con la esperanza de volvernos a encontrar. Juan Céspedes







martes, 16 de agosto de 2022

CAMPAMENTO ABRIENDO SENDAS SIN FRONTERAS

Para mí fue una de las mejores experiencias que me ha tocado vivir. El compartir con personas y estar cerca de ellas, conocer fases de quiénes están cerca de ti pero que no conocías, ha sido lo mejor.

Así como también conocerte a ti mismo, estar desconectado y salir varios días de la misma rutina hace que cuando tu vuelvas a la vida diaria todo sea diferente. La manera en que ves la vida, la manera en que ves a los demás y hasta como te ves a ti mismo. Reafirmar que Dios está en lo más simple, pero que eso "simple" al final es lo que más vale, estar rodeado de una diversidad de personas, aceptarlas como son, aceptarme a mí, vivir los momentos, al final ellas terminan siendo parte de ti.

Este campamento me ayudó a conocerme mejor, a sacar y explotar cosas de mí que ni siquiera yo sabía que era capaz de hacer y lograr, como también a conocer mejor a todos , conocer su historia, de dónde vienen y porqué son como son.  Laura María Brioso


Experiencia inolvidable, esas dos palabras podrían describir mi sentir, fue un momento de encuentro con Dios y conmigo, me ayudó a entender muchas cosas y cuestionar otras muchas que no tenia en mente, amplió mi amor a las personas, naturaleza y personal, me sentí escuchada y en ningún momento me juzgaron o estuve en soledad, aprecié desde lo poco lo mucho que se puede disfrutar y compartir, compartí risas, llanto, experiencias y fe. Sin duda lo haría otra vez.

La verdad estaba muy nervioso por el tipo de persona con el cual me podría encontrar, no sabía que esperar y solamente me calmaba el hecho de que iban algunos amigos y conocidos, al llegar a la escuela (nuestra primera parada) me puse muy nervioso al no conocer casi personas y tener que socializar y dar "el primer paso" iniciando una conversación, luego me fui acostumbrando a los nuevos compañeros, ya que de las personas que conocía (las que estaban en mí mismo colegio) quedaron pocas y me sentía un poco angustiado por eso aunque en gran medida curioso por lo que podría venir. Después la curiosidad se convirtió en aprecio, empecé a sentirme más cómodo y el aprecio se convirtió en cariño, me abrí a nuevas experiencias y el cariño se convirtió en amor.

Con todo esto lo único que quiero decir es que se repita, me encantó y desearía que fuese un momento eterno, pero esa es la esencia de los buenos momentos, que son fugaces y efímeros, eso es lo que los hacen los mejores momentos.  Mathew Hichez




"CAMPAMENTO ABRIENDO SENDAS SIN FRONTERAS" Resonancias de una experiencia fundante!!!

Hola soy Gustavo (Gus Gus) y soy de Santo Domingo, desde antes de pandemia me tocaba ir a la primera etapa y no pudo ser, eso me motivó a esperar el momento en que se diera la oportunidad.

Como nunca había ido a campamento de este estilo al principio pensé muchas cosas porque nos dividieron, dormimos en escuelas nos bañamos todos los días en el río,... pero conforme iban pasando los días me adapté muy bien a todo me gustó la temática y el sentido que le dieron, sobre todo algunas dinámicas.

No me arrepiento de haber id, si se da un campamento ahora mismo con las mismas personas no dudo en volver, fue una experiencia fuera de serie.




Mi nombre es Paula soy de Elias Piña. El campamento me pareció genial aunque al principio no pensaba así pero luego fui cambiando en el sentido de que me gustó mucho cada vez más y más. A mi me animó mi mamá y yo misma me dije debería ir nunca he estado en un campamento y pues no me arrepiento.


Hola! Mi nombre es Keydy soy de Cotuí, me animé a ir al campamento ya que conocía la pastoral desde años atrás y me gustaban todas las actividades que realizaban, también quería conocer nuevas personas y conectar un poco más conmigo misma, algo que pude lograr en esos días.

El campamento Abriendo Sendas Sin Fronteras fue una experiencia única donde pude conectar con muchas personas maravillosas, esos 4 días que duré en el campamento serán inolvidables por todos los bellos momentos que pasamos y las increíbles personas que conocí, al inicio me costó un poco adaptarme pero nada que risas, dinámicas y actividades no lograran transformar. 

Si me preguntan si vuelvo a campamento la respuesta sería un SÍ y mucho más si vuelvo en la compañía de las/os chicas/as de la etapa B. En esos días aprendí a ser más sociable, a adaptarme a nuevos entornos y personas y conocer un poco más sobre mi propósito en la vida.

miércoles, 18 de mayo de 2022

La herida oportunidad de conversión, transformación, cambio

Se acercaba finales de abril y con esto la fecha indicada para celebrar la jornada ignaciana. Muchos días de preparativos, pero ninguno como el jueves, día previo al comienzo. Fue una tarde entre trabajo y diversión, desde pelar decenas de mangos hasta terminar compartiendo acompañados de una guitarra.

Toda la expectativa estaba puesta en ese viernes, pero lo que no imaginábamos era que nuestra vida tendría un giro de 180 grados, que algo se removería dentro de nosotras a tal punto de no volver a ser las mismas.



Al  profundizar en las heridas sociales, las heridas de nuestro mundo la que ha dejado  la pandemia  nos damos cuenta que también en nosotros han dejado y siguen dejando su marca; que  muchas  veces no somos capaces de enfrentarlas porque son muy dolorosas, pero tenemos la certeza de que Dios es un Padre bueno que siempre nos ayuda a curar nuestras heridas, a rehacernos de nuevo. También agradecemos porque pone personas que nos ayudan para poder reorientar nuestras heridas, y poder avanzar con nuestras vidas aunque tengamos las cicatrices a flor de piel, El nos da la fortaleza para seguir.





Para poder entrar en las heridas personales tomamos como símbolo la ruptura de una antigua sopera. Esta representaba un cúmulo de sentimientos negativos que retrasaban nuestro proceso de cicatrización. Esto fue punto de partida para que lográramos nombrar nuestras heridas y descifrar la huella que habían dejado en nosotras. Momentos de trabajo personal, de lágrimas en los ojos, de cuestionarnos todo y cuanto habíamos hecho, para luego lograr abrirnos y reconocer que poseemos la fortaleza para enfrentarlas y curarlas. Uno de los momentos que ha marcado la experiencia de la jornada a nivel  personal y como grupo  fue cuando quemamos nuestras heridas. Fueron instantes de muchas lágrimas, silencio, presencia de Dios,  pues sentíamos que el fuego purifica eso que somos y que nos ayuda a reconstruirnos desde la ceniza  y a sentirnos más fortalecidas para seguir caminando con la frente en alto aunque con corazón herido, pero con mucho deseo de vivir y darle nombre a esas heridas.




 Fueron días de constante aprendizajes, de compartir, de reír, de cantar, orar,  de encuentro con una misma, de  comer,  de acercarnos más al otro con una mirada diferente, de perdonar, de aceptar errores, en fin, de crecer; y sobre todo, de poder palpar eso que somos. Y cómo no agradecer a todas las personas que de una forma u otra contribuyeron con esta experiencia y saber que “al final de la vida llegaremos con la herida convertida en cicatriz”. Y finalmente, gracias a Dios, por poner los instrumentos correctos en las manos correctas.

Experiencias vivida de Diana Claudia, y Leyla  Bayamo