Desde muy pequeña siempre fui catalogada como la niña tímida, boba y buena, porque era pacífica y no me gustaba pasar el día entero en movimiento, pero disfrutaba jugar. Siempre fui buena ante los ojos de los demás, porque tenía razones para serlo, lo primero que me enseñó el proceso de jornada vocacional fue que yo soy buena sin justificación aparente, cuesta creerlo y aceptarlo porque me lo habían dicho tantas veces pero yo no lo había aceptado.
Recuerdo que en la primera jornada tenía preguntas y, muchas de las que me hacía, ahora entiendo que simplemente las había olvidado pero ya estaban desde hace algunos años. También recuerdo que me preguntaron ¿Con qué vengo? Y yo me quedé asustada, porque no encontraba respuesta, el miedo siempre ha sido uno de los sentimientos más raros a mi parecer, como dice mi acompañante "o te hace actuar o te paraliza", en mi caso dije lo que tenía que decir, pero no lo que sentí porque si lo hubiese hecho recordaría la respuesta, como recuerdo el primer pensamiento que tuve ante la frase "vengo conmigo".
Lo que más me marcó de segunda jornada fue la historia de Pablo, su vida y su forma de transformar y entender que todo ese odio ante los primeros cristianos no era su propósito. A mí me ayudó a creer de verdad en que cuando Dios obra y tiene un propósito sólo hay que decir sí, porque el no busca personas sin defectos busca personas que atraviesa por situaciones humanas se equivoca pero decide seguirle porque confía en su misericordia. En esa misma línea creí en el perdón de un Dios amoroso que sólo quiere que sus hijos crean y le crean a él, como nos dijo una de las religiosas en una ocasión.
Tercera jornada llegó, en mi caso con más entusiasmo que las anteriores, pues ya había asistido a Misión 2017, la cual fue una experiencia maravillosa, llena de nuevas dudas y algunas respuestas.
En está ocasión mi atención estuvo puesta en "El para qué" de uno de los carteles y me hacía esa pregunta en muchas ocasiones y siempre fue una respuesta relacionada con regalar la vida, con amar y con ayudar a otros no sólo a saber que Dios existe, ni a creer en ello, sino a aceptar y confiar en que hay algo más grande que nosotros que nos ama, que no nos abandona y lo va a seguir haciendo sin importar que el mundo nos crea "locos", sin importar que seamos diferentes; yo en cierto modo pienso que se alegra mucho de que seamos diferentes y quiere que lo adoremos regalando nuestros dones que él nos ha brindado desde nuestra forma tan humana de ser.
Todo esto que cuento ahora me ha costado esfuerzo aceptar, entender y creérmelo, porque es fácil decir y escucharlo pero difícil es luego creérselo y vivirlo día a día y por eso siempre pido a Dios la gracia de no perder estos descubrimientos y de vivir según su propósito. Por lo que acabo de compartir que es poco comparado con todas las experiencias que he tenido y todas las personas maravillosas que he conocido, agradezco a Dios por todas esas bendiciones que me han guiado por su camino.
Isairis Valerio,
Alumna del Politécnico N.S. de las Mercedes
Acompañemos con nuestras oraciones a Isairis en sus búsquedas para que encuentre su Camino y su Verdad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario