sábado, 27 de agosto de 2016

CELEBRAMOS LA PASCUA DE NUESTRA HERMANA ROSARIO DURANTEZ

Nació el 13 de 0ctubre de l934 en Calzadilla de la Cueza Provincia de Palencia, España. La gustaba decir con orgullo que su pueblo estaba en el Camino de Santiago y acogía a los peregrinos.

Entró a la Congregación el 2 de junio de 1956 e  Hizo su primera profesión  el 8 de diciembre del 1958 y sus votos perpetuos, el 8 de diciembre del 1963. Llegó al País el 5 de octubre de 1964 acompañada de las hermanas Oliva Hernando y Maria Dolores Padilla.


A su llegada, se dedicó con esmero a los oficios de las casas y  obras de la congregación.  Y después de unos años en el País,  se consagró con mucho empeño a los estudios, dejando tras de sí muy buenos recuerdos de su entrega y  práctica en las aulas y de la atención a las personas que acudían a la biblioteca. 
Era muy amante de la historia  y muy analítica de las situaciones del País y del mundo. Todos coinciden en que era una mujer super organizada y metódica, dedicada con mucha responsabilidad a sus tareas.  Ex alumnas suyas la recuerdan como una mujer muy sensible,  atenta y entregada, especialmente a las alumnas con mayor necesidad.  En la biblioteca del Politécnico de Los Mina atendía primero y de modo especial a las que llegaban de lejos y se quedaban todo el día a estudiar.

Su vida consagrada discurrió  entre España: Andoain, San Sebastian y en este País en el Politécnico de Los Mina de Santo Domingo y  en esta ciudad en el Politécnico Femenino.   En todos los lugares, se dedicó a atender a las hermanas y a las alumnas y tenía una pasión especial por los niños y niñas. Después de jubilada colaboró con mucho entusiasmo y alegría en el Hospital de niños  Arturo Grullón, pues con la gente sencilla y necesitada, como son las madres jóvenes del hospital sentía y expresaba que podía realizar mejor su seguimiento a Jesucristo.

Se le conocía por ser una mujer sacrificada, abnegada y austera, firme y muy constante para conseguir lo que se proponía. Preparaba lo que le tocaba con mucho empeño y responsabilidad.  Era una mujer muy auténtica, sin doblez.  En la Congregación se distinguía por ser muy servicial y siempre disponible a las necesidades.  Fue muy directa y clara. Se destacó por ser muy observante de lo propio de la Vida Religiosa. 

Rosario llevaba en esta casa desde su apertura hace 15 años.  Tenía mucho tiempo padeciendo de fuertes dolores de huesos. Hace unos tres años debido al desgaste de los mismos y al alzheimer comenzó a sufrir mucho, aunque con  altas y bajas.  Este último año se agravó su cuadro y desde  el sábado se fue apagando lentamente por el efecto de un hongo en su cuerpo, hasta que anoche a las 9:50 nos dejó para terminar este peregrinar hacia Dios Padre de todos.

Mirando  toda su vida entregada,  no podemos menos que dar gracias a Dios por tanto bien que hizo en ella y por medio de ella a muchas personas. Rosario se une a la comunidad del cielo, ahí donde tenemos una nube de testigos que alientan y animan nuestra fe y misión. 

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