Nació el 13 de 0ctubre de l934 en
Calzadilla de la Cueza Provincia de Palencia, España. La gustaba decir con
orgullo que su pueblo estaba en el Camino de Santiago y acogía a los
peregrinos.
Entró a la Congregación el 2 de
junio de 1956 e Hizo su primera
profesión el 8 de diciembre del 1958 y
sus votos perpetuos, el 8 de diciembre del 1963. Llegó al País el 5 de octubre de
1964 acompañada de las hermanas Oliva Hernando y Maria Dolores Padilla.
A su llegada, se dedicó con esmero a los oficios de
las casas y obras de la congregación. Y después de unos años en el País, se consagró con mucho empeño a los estudios,
dejando tras de sí muy buenos recuerdos de su entrega y práctica en las aulas y de la atención a las
personas que acudían a la biblioteca.
Era muy amante de la historia y muy analítica de las situaciones del País y
del mundo. Todos
coinciden en que era una mujer super organizada y metódica, dedicada con mucha
responsabilidad a sus tareas. Ex alumnas
suyas la recuerdan como una mujer muy sensible,
atenta y entregada, especialmente a las alumnas con mayor
necesidad. En la biblioteca del
Politécnico de Los Mina atendía primero y de modo especial a las que llegaban
de lejos y se quedaban todo el día a estudiar.
Su vida consagrada discurrió entre España: Andoain, San Sebastian y en este
País en el Politécnico de Los Mina de Santo Domingo y en esta ciudad en el Politécnico Femenino. En todos los lugares, se dedicó a atender a
las hermanas y a las alumnas y tenía una pasión especial por los niños y
niñas. Después de jubilada colaboró con
mucho entusiasmo y alegría en el Hospital de niños Arturo Grullón, pues con la gente sencilla y
necesitada, como son las madres jóvenes del hospital sentía y expresaba que
podía realizar mejor su seguimiento a Jesucristo.
Se le conocía por ser una mujer
sacrificada, abnegada y austera, firme y muy constante para conseguir lo que se
proponía. Preparaba lo que le tocaba con mucho empeño y responsabilidad. Era una mujer muy auténtica, sin doblez. En la Congregación se distinguía por ser muy
servicial y siempre disponible a las necesidades. Fue muy directa y clara. Se destacó por ser
muy observante de lo propio de la Vida Religiosa.
Rosario llevaba en esta casa desde
su apertura hace 15 años. Tenía mucho
tiempo padeciendo de fuertes dolores de huesos. Hace unos tres años debido al
desgaste de los mismos y al alzheimer comenzó a sufrir mucho, aunque con altas y bajas. Este último año se agravó su cuadro y desde el sábado se fue apagando lentamente por el
efecto de un hongo en su cuerpo, hasta que anoche a las 9:50 nos dejó para
terminar este peregrinar hacia Dios Padre de todos.
Mirando toda su vida entregada, no podemos menos que dar gracias a Dios por tanto bien que hizo en ella y por medio de
ella a muchas personas. Rosario se une a la comunidad del cielo, ahí donde
tenemos una nube de testigos que alientan y animan nuestra fe y misión.
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