Que la lengua humana
cante este misterio:
la preciosa sangre
y el precioso cuerpo.
Quien nació de Virgen
Rey del universo,
por salvar al mundo
dio su sangre en precio.
Se entregó a nosotros,
se nos dio naciendo
de una casta Virgen;
y, acabado el tiempo,
tras haber sembrado,
la Palabra, al pueblo,
coronó su obra
con prodigio excelso.
Fue en la última cena
-ágape fraterno-
tras comer la pascua
según mandamiento,
con sus propias manos
repartió su cuerpo,
lo entregó a los doce
para su alimento.
La Palabra es carne
y hace carne y cuerpo
con palabra suya
lo que fue pan nuestro.
Hace sangre el vino
y aunque no entendamos,
basta fe si existe
corazón sincero.
Adorad postrados
esta Sacramento.
Cesa el viejo rito.
Se establece el nuevo.
Dudan los sentidos
y el entendimiento
que la fe lo supla
con asentimiento.
Himnos de alabanza,
bendición y obsequio;
por igual la gloria
y el poder y el reino
al eterno Padre
con el Hijo eterno
y el divino Espíritu
que procede de ellos.
Santo Tomás de Aquino
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