En las primeras horas de Pontificado, el Papa Francisco –que ha tomado sólo ese nombre, por lo tanto no es Francisco I- ha roto moldes a un ritmo sin precedentes, que permiten esperar un fuerte impacto en el corazón de los fieles de todo el mundo y en el estilo de la Curia vaticana a partir de ahora. La primera sorpresa fue la noche del miércoles. De regreso a Casa Santa Marta, el Papa Francisco se negó a utilizar el automóvil del Santo Padre y se subió a un microbús con otros cardenales, como había estado haciendo en los días del Cónclave.
El jueves, en su primera salida fuera del Vaticano para ir a rezar a la basílica de Santa María la Mayor a las ocho de la mañana, el Papa utilizó un Volkswagen negro de la Gendarmería vaticana en lugar del coche oficial, un Mercedes bastante más grande.
El jueves, en su primera salida fuera del Vaticano para ir a rezar a la basílica de Santa María la Mayor a las ocho de la mañana, el Papa utilizó un Volkswagen negro de la Gendarmería vaticana en lugar del coche oficial, un Mercedes bastante más grande.
En el camino de regreso al Vaticano dio otra nueva sorpresa. Se paró en la Casa del Clero, cerca de Piazza Navona, para recoger su equipaje en la residencia que había utilizado durante las reuniones de cardenales anteriores a su entrada en el Cónclave.
Pero hizo todavía algo más. Como en todas sus estancias anteriores en esa casa, fue a la oficina de administración a pagar su factura. Todo un mensaje sobre el modo de comportarse de quienes gobiernan.
Los acompañantes y la escolta en esa primera salida fueron reducidos al máximo. La mayor parte de la gente no podía imaginar que el nuevo Papa estaba moviéndose en medio del tráfico de Roma.
No era una casualidad. Es un nuevo estilo. El portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, manifestó que «la escolta de seguridad está al servicio del Papa y no al revés. Por lo tanto se adaptan al estilo pastoral que el Papa prefiera».
Pero hizo todavía algo más. Como en todas sus estancias anteriores en esa casa, fue a la oficina de administración a pagar su factura. Todo un mensaje sobre el modo de comportarse de quienes gobiernan.
Los acompañantes y la escolta en esa primera salida fueron reducidos al máximo. La mayor parte de la gente no podía imaginar que el nuevo Papa estaba moviéndose en medio del tráfico de Roma.
No era una casualidad. Es un nuevo estilo. El portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, manifestó que «la escolta de seguridad está al servicio del Papa y no al revés. Por lo tanto se adaptan al estilo pastoral que el Papa prefiera».
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