jueves, 30 de agosto de 2018

Carta de Santa Cándida a los educadores


La Purísima Virgen nos cubra con su manto

Mi muy amados hermanos/as.

Que la gracia y la ternura de Dios llene de sabiduría sus corazones.

¡Cuánto me he alegrado al verles en estos días, tan comprometidos y responsables en esta jornada de capacitación, buscando juntos métodos  y estrategias para más y mejor contribuir en la formación de los niños y jóvenes. Bendito sea Dios por todos.

Es difícil condensar en una palabra todo lo que llevo dentro y decirles a todos.

¡Cómo me gustaría saber que todos ustedes conocen y aman a Jesús y le siguen muy de cerca! Siempre he deseado que todos ustedes conozcan a Dios como Padre y se sintieran de verdad sus hijos y así hermanos y hermanas unos de otros.

Pido a Dios que todos se sientan miembro de esta gran familia. Siempre desee también tener un corazón y generoso con todos, especialmente con los más necesitados. Ustedes tienen hoy cerca, personas que sufren, que carecen de salud, condiciones dignas, carecen de fe, les pido desde el corazón y por Jesús que se comprometan con ellos!

La misión que hoy compartimos, educar al estilo de Jesús, no es nada fácil, pero no se desanimen que la obra no es de ustedes es de Dios. Confíen siempre y dejen todo en las manos de tan buen PADRE.  No dejen que los problemas, las dificultades de la vida te alejen de Jesús. Él te ama siempre y nunca deja de sostenerte.

Que María, que siempre fue estrella de mis caminos o sea también de ustedes. Ella les conducirá, como a mí, hacia Cristo, por las sendas de la entrega generosa, de la justicia, del amor, de la fraternidad, por los caminos de la disponibilidad.

Que ella les cubra ahora y siempre con su manto.

Cándida María de Jesús.

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