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Es el momento de acoger, la llamada a ser en la Iglesia “la familia de la Madre Cándida” en las dos vocaciones distintas: la vida religiosa consagrada y la vida cristiana laica, profundizando en su sentido y considerando el alcance y las consecuencias de esta llamada.
Se intuye un nuevo horizonte para la integración Hijas de Jesús-Laicos. Debemos discernir y secundar la acción del Espíritu. (CG XVII, 24).
Se finalizó con una Eucaristía dando gracias a Dios por todo lo vivido, compartido y sobre todo por el impulso recibido en este caminar como familia Madre Cándida.
Se finalizó con una Eucaristía dando gracias a Dios por todo lo vivido, compartido y sobre todo por el impulso recibido en este caminar como familia Madre Cándida.
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