miércoles, 6 de abril de 2016

EXPERIENCIA QUE DEJA HUELLAS!


Misioneros de la "MISERICORDIA DEL PADRE", Semana Santa 2016, nos comparten las resonancias que en sus vidas ha dejado esta experiencia






CAMIL RODRIGUEZ,(ex-alumna Politécnico N. S. de las Mercedes, Santiago)

La Semana Santa es la conmemoración anual cristiana de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús de Nazaret y no hay nada mejor que compartir este tiempo con personas con una gran humildad y una cultura diferente a la que estamos acostumbrados.

En esta ocasión siendo mi primera experiencia en Misión, tuve la dicha de convivir con la comunidad del Corozo y el Jengibre donde desde el primer instante de nuestra llegada fuimos acogidos con una gran alegría y disposición. 


La experiencia obtenida es difícil de explicar ya que no hay palabras que digan todo lo que pude sentir y aprender de cada persona y cada niño que tuve la oportunidad de compartir. Es un privilegio poder servir con amor y alegría pero es un honor el crecimiento personal que puedo adquirir gracias a estas personas con tan pocas cosas materiales pero con una fe tan grande que los mantienen en la lucha del día a día. 


Ojalá y cada año se sumen más personas a servir y amar como nos manda Jesús y como decía nuestra Madre Cándida: ´´El mundo es pequeño para mis deseos´´, todo lo que nos proponemos lo podemos lograr.                                                                               




EMELY CORDERO (Ex-alumna Politécnico Virgen de la Altagracia)

Confieso que aunque ya tengo 5 años participando en la misión, duré 2 años participando con las vocativas, y ya llevo 3 con el equipo de laicos, siempre me llevo una sorpresa, todo es nuevo, pero este año tenía algo diferente que me marcó realmente. La diferencia de este año a los otros es que fui con el corazón abierto, dispuesta a recibir todo lo que esa comunidad me iba a regalar. 

Este año fui a la comunidad de La Cueva, un lugar bien lejos, el más lejos diría yo, y ¡Oh Señor! Cuatro horas caminando para llegar hasta la comunidad, ¡qué prueba!

Al principio se me hacía difícil las palabras para llegar al corazón de la comunidad, pero luego sentía como Dios daba cada paso por mí, yo solo era su instrumento. 

El grupo de misioneros me ayudó a madurar un poco, pues estaba con dos personas que eran totalmente nuevas y yo tenía que hacer de guía. 

Concluyo diciendo que si has testificado sobre Jesús y no te has avergonzado de El, prepárate! Porque Dios aumentará su bendición en tu vida y esa bendición que yo quiero es verlos a todos ellos realmente felices.



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