“Te doy
gracias Padre del cielo y tierra, porque te has revelado a la gente sencilla”, es así como hoy nosotras
nos sentimos repitiendo estas palabras de Jesús, con nuestro corazón lleno de
gratitud con Dios Padre por su Amor primero, por guiar nuestras vidas al
encuentro apasionante con El, por hacer de nuestras vidas una acción de
gracias.
Gracias Madre Cándida por tu SI, un SÍ que un día como
hoy hace 147 años lo dabas confiada únicamente en Dios de la mano con nuestra
querida Madre María, gracias por la herencia recibida, por darnos a tantas
hermanas, gracias a cada una de ustedes aquí presente y las que como nube
de testigo, han sido testimonio vivo del Carisma, de nuestro ser de Hija de Jesús.
Gracias a la Congregación por estos años de formación inicial por ayudarnos a
crecer como mujeres consagradas en el pueblo y para el pueblo.
Gracias por nuestras comunidades de la Región Caribe y
Brasil por la riqueza de vivir juntas el deseo de seguir y parecernos a Jesús,
contamos con su ayuda para continuar el camino de la fidelidad a lo que el Espíritu
nos pide hoy.
Gracias a todos los laicos FI por ayudarnos con sus vidas
a narrar el Carisma recibido y por alimentarnos de la misma fuente, ustedes son
para nosotras fuerza y ayuda constante en nuestro camino.
Dios nos ha regalado tanto y uno de los mayores regalos
que hemos recibido es nuestra familia, gracias por que junto a ustedes hemos
aprendido a amar y entregarnos, gracias por todos los valores que hemos
recibido. Gracias por su apoyo y ayuda en todos los momentos de nuestras vidas.
Gracias por todas las personas que nos han acompañado en
la formacion, ustedes han sido para nosotras una mediación de Dios que cuida y
enseña con paciencia a cada uno/a de sus hijos e hijas.
Gracias a los amigos, al Arzobispo, a los Sacerdotes amigos,
religiosas/as, compañeros, gracias a todo el pueblo de Arroyo Cano aquí presente,
a todas las personas de nuestras casas y obras
y a todo el pueblo de Santiago que nos acoge siempre con tanto cariño.
Señor tu amor nos ha desbordado y siempre te ofreceremos nuestra alabanza.
Massiel y Johanna
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