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En la noche del
día 30 acompañaron a las hermanas un
buen grupo de laicos que no dejaron amilanar su cariño por la oscuridad y los
efectos de la lluvia.
La vigilia se trastocó por la falta de electricidad y
como son las cosas de Dios resultó un compartir espontáneo en el que con pasión
y sencillez los presentes contaron la llegada de las primeras Hijas de Jesús: María
Blanca Del Barrio, Victoria San Segundo, Luisa Suarez y Ana Cristina Peña (Anny),
como fueron compartiendo la vida del pueblo y sembrando el Evangelio y el
cariño por M. Cándida. Pareciera que los accidentes quisieran recordar la
situación de aquellos primeros años, dar un estímulo a la creatividad y
confirmar que el camino no está exento de dificultades.
Después de la tormenta
retornaron las estrellas sin sombra de nubes y volvió la luz (eléctrica) para
ver con claridad los rostros y disfrutar la oportunidad de dejar por escrito la
huella recibida en cada una de las hermanas. Muchos buenos deseos y
agradecimientos quedaron sembrados, en una vasija de barro: deseos de que las Hijas
de Jesús permanezcan siempre y que continúen animadas en la extensión del
Reino, agradecimiento por todo el amor ofrecido.
El día de fiesta llegaron desde temprano los amigos de Bayamo[2], La Eucaristía con toda la comunidad de Velasco, fue un momento de celebración y acción de gracias vivido y compartido por todos. En la eucaristía ofrecimos las palabras que hacen referencia al deseo de M. Cándida de fundar en Cuba, los nombres de las hermanas que han acompañado a las diferentes comunidades y una representación de jóvenes y laicos que de distinta forma se han sentido acompañados y crecidos en este tiempo. En la eucaristía presidida por Wilson Panqueba párroco actual de la localidad se desbordó la alegría de los venidos de lejos y cerca para hacer memoria y celebrar. Al finalizar pudimos disfrutar de un emotivo recorrido histórico a través de imágenes y de una muestra de los frutos en cosecha, la Exposición 20 años del grupo ARVEL. Después de un alegre compartir todos retornaron satisfechos y felices.
Qué el Señor nos siga llamando y enviando a las Hijas de Jesús, para servir en este pueblo cubano con todos los laicos que nos acompañan y animan para, juntos, en todo amar y servir.
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