viernes, 29 de agosto de 2014

Muerte, ¿dónde está tu victoria?



Hoy celebramos el Martirio de San Juan Bautista y su muerte, o mejor dicho , su asesinato, me movió a reflexionar en el valor de este chin de tiempo que tenemos de "este lado de la orilla" y me encontré con este escrito, que ahora te paso para que también entres en ti...   es del libro "En casa con Dios", de H. Lewis, SJ 

Sucedió un fenómeno curioso en la vida de Alfred Nobel, el inventor de la dinamita.  Una mañana de 1888 quedó estupefacto al leer su propia necrológica en el periódico en lugar de la de su hermano, que era quien acababa de morir.  evidentemente, se debió a un error en la redacción del periódico. 

Lo que el periódico decía de él hizo que Alfred Nobel se diera cuenta de la terrible imagen que había ofrecido al mundo.  le proclamaban "rey de la dinamita", un hombre que había amasado una inmensa fortuna gracias a la producción y venta de armas devastadoras.  Nadie pareció advertir sus esfuerzos humanitarios para conciliar pueblos e ideas.  Se sintió muy desgraciado.  Y decidió hacer algo para remediar su imagen.  En su testamento legó su inmensa fortuna para establecer el prestigioso Premio Nobel de la Paz.  ¡Hoy apenas lo recordamos por su invención de la dinamita!
Alfred Nobel

   


 

 

 



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