lunes, 2 de junio de 2014

ACCIÓN DE GRACIAS


BODAS DE ORO

Como María, el 31 de mayo, nos pusimos en camino hacia el Sur del País, para encontrarnos con Isabel Pomares en El Llano de Elías Piña. Queríamos agradecer y glorificar a Dios por lo mucho que ha hecho en y a través de nuestra Hermana.
Después de la odisea de atravesar el estrecho puente derribado por el agua el día anterior, a las 11 a.m., Hijas de Jesús de las comunidades de Santiago, Cotui y Santo Domingo y laicas de Guachupita y otras amigas de Isabel, estábamos abrazando a Isabel que nos recibió sorprendida y llena de alegría en el patio de la casa, en la que ya esperaba Mons. José Grullón para celebrar juntos la Eucaristía de acción de gracias.

Comenzó José invitando a Isabel con el salmista a que se preparara para contarnos lo que Dios había hecho en ella a lo largo de su vida. Y así lo hizo con toda sencillez al compartir la Palabra de Dios:
“Su nacimiento en una familia muy cristiana – de cuatro hijas- justo en la postguerra civil española con todo lo que significó. “Era la nena” pequeña de estatura.
“Su educación en el colegio de Elche donde surgió su vocación a los 17 años.


Y… sus cuatro deseos que vio confirmados, desde el que siempre permanece muy profundo en ella: “buscar y vivir siempre la voluntad de Dios”:
  • -          Ser religiosa Hija de Jesús
  • -          Ir a misiones
  • -          Estar con los más pobres y necesitados
  • -          Dentro de los más necesitados, los haitianos, con quienes está ahora en El Valle.


Así siguiendo la invitación a alegrarnos como María en la visita a Isabel y confirmar estos deseos compartimos todas y cada una, agradeciendo y bendiciendo a Dios entre otras muchas cosas: su fidelidad, sencillez, humildad, fraternidad, entrega, silencio, constancia en todo lo que comienza, creatividad, escucha, saber estar con los más necesitados…

Nos unimos también a toda la Congregación en la acción de gracias por santa Cándida María y otras Hermanas  que  celebraban sus 50 años de entrega.

Y… como no podíamos quedarnos con Isabel en la extensión apostólica, después de compartir una buena comida preparada por su comunidad de Guachupita, volvimos ya por el puente arreglado  en “guagua”(autobús) a nuestros respectivos destinos.
                                                                             

  Juana Cubero, FI



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