miércoles, 6 de febrero de 2013

Recordar el Concilio a contracorriente

El 11 de octubre se cumplen cincuenta años de la solemne inauguración del Concilio Vaticano II. Lo primero que queremos decir los que nos sentimos gozosamente marcados por él es que es deber de gratitud celebrarlo y que la celebración tiene que llevarse a cabo desde dentro: desde nuestra pertenencia al Concilio, desde nuestro modo de vivir el cristianismo posibilitado por el Concilio y desde sus cauces, por supuesto que desde la recepción latinoamericana de Medellín y Puebla.
La celebración tiene que consistir en poner en evidencia el anclaje conciliar del horizonte cristiano en que vivimos y en entregarlo a nuestros hermanos en la fe y a nuestros contemporáneos. Esto tiene que llevar el mayor tiempo posible y ha de hacerse con la mayor significatividad posible y en diversos registros, no sólo el académico sino el simbólico, el propiamente celebrativo.
Por Pedro Trigo sj

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