miércoles, 20 de febrero de 2013

LA MISERICORDIA DEL PADRE

La conversión solo ocurre cuando nos atrevemos a ponernos en camino y nos arriesgamos a saltar la fragilidad, decidiendo apostar por algo que no tocamos.
En su mirada se diluye la culpa de haberme marchado de casa, solamente su mirada y su abrazo me devuelven la dignidad de hija. No hace falta el traje, ni el anillo, ni las sandalias, solo la alegría de sentirme de nuevo recibida y acogida en sus brazos de Padre.
Me siento en ese camino de regreso a casa, aunque en algunas ocasiones soy el hijo mayor, que no ama ni sirve desde la gratuidad, sino por obligación. El padre sale al encuentro de sus dos hijos… no hace comparaciones, no juzga, solo invita a entrar a la fiesta, al camino de la alegría y la auto aceptación. Que este tiempo de cuaresma nos ayude a encontrar el camino de regreso a casa, que podamos alegrarnos, disfrutar y agradecer la frescura del amor del Padre.


Del baúl de las mociones, 2009
 




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